Un día miré mi casa y me cansé: todo sobrio y sereno como si fuera una de esas tiendas de ropa en la que no encuentras nada que no sea gris o negro. Supongo que en estos cambios habrá influido un poco todo el tiempo que hemos pasado en casa muchos de nosotros en los últimos tiempos. En mi caso, llevo ya varios meses teletrabajando y ahora que las cosas ya parecen mejorar me he acogido a una nueva opción que permite alternar el trabajo en la oficina con el trabajo en casa. Así que sigo pasando bastante tiempo en casa.
Y supongo que me aburrí un poco de verlo todo igual. Y como ahora ya no necesito tanta ropa como antes he decidido invertir un poco en casa. Empecé con algo sencillo, con unos estores decorados. Coincidió que al principio del encierro se me estropeó un estor y como la situación estaba como estaba no lo mandé arreglar y me quedé con él medio caído hasta que un buen día se cayó al suelo. Y así estuve una temporada, con parte de la ventana sin cubrir. Casi me acostumbré a que me vieran.
Pero fue la oportunidad que encontré para cambiar el aspecto de mi casa empezando por el salón. La idea era colocar unas telas de colores que animaran el ambiente. Pero no es tan fácil, porque desde luego que no vale cualquier tela. Quería algo que no fuera completamente opaco pero que, aun así, pudiera estar decorado con colores y formas.
Por suerte, hoy en día se han incorporado algunos tejidos innovadores que ofrecen seguridad y rendimiento, además de decoración. Y así pude elegir mis estores decorados para el salón. Pero, claro, no me quedé ahí, sino que fue la primera fase de la redecoración de la casa.
Luego empecé con las paredes. Todas eran blancas y me parecía muy aburrido. Pero también hay que tener cuidado con los colores que se usan porque un color muy bonito puede cansar rápido. Pero bueno siempre se puede volver a pintar, ¿no? La cuestión es no aburrirse, que bastante nos hemos aburrido últimamente.