Cuando se busca una pintura especial para madera de máxima calidad, el mercado ofrece multitud de productos: esmaltes sintéticos, chalky finish, lasures, etcétera. Conocer a fondo sus prestaciones es importante.
Por un lado, las pinturas al agua deben su nombre a la combinación de agua, pigmentos y resinas. Proporcionan un acabado duradero, sin olor, fácil de aplicar y con un tiempo de secado mínimo en comparación con otras soluciones. Conocidas a su vez como pintura al látex, el uso de un diluyente natural la convierte en una opción muy eco-friendly.
Las pinturas acrílicas comparten con las de látex el uso de diluyentes, pero su fórmula se basa en disolventes, polímeros acrílicos y aditivos diversos, sin base agua. Destacan por su menor tiempo de secado, su elevada protección frente a las inclemencias meteorológicas y una flexibilidad notable que impide el agrietamiento de su superficie.
El uso de esmaltes sintéticos o pinturas alquídicas también es compatible con la madera. Se compone de resinas y pigmentos especiales sobre una base disolvente. Presentan un acabado brillante y una óptima adherencia a muebles y estructuras de madera. Como únicas desventajas, su tiempo de secado no es demasiado ágil y desprende vapores intensos durante los primeros días.
Por su apariencia añeja y mate, la pintura a la tiza o chalky finish se utiliza sobre todo en mobiliario de época. Se fabrica con ingredientes naturales, libre de acrílicos, y no requiere imprimación, por lo que su toxicidad es mínima en comparación con otras pinturas.
Como alternativa, el lasur está clasificada como pintura, si bien su acabado translúcido puede generar cierta confusión. Desarrollado a partir de resinas y aceites vegetales, este recubrimiento preserva la madera sin tratar contra la acción del homo, las humedades o la radiación solar. Por otro lado, los barnices, no siendo pintura en sentido estricto, ayudan a proteger la madera y a darle una estética agradable.