Uno de los aspectos más importantes en el tratamiento de enfermos con Alzheimer es ofrecer unas adecuadas actividades lúdicas y de terapia ocupacional. Y decimos adecuadas porque muchas veces se organizan actividades que no están adaptadas al tipo o grado de enfermedad y que son las mismas que se ofrecen a mayores sin trastornos neuronales degenerativos.
Cuando me hablaron por primera vez de la musicoterapia organizada en Centros de día alzheimer, pensé que se trataba de una nueva moda que pretendía subirse al carro de la terapia ocupacional, pero luego descubrí que puede ser una actividad fantástica si está organizada por profesionales que conocen el medio en el que se van a mover.
La musicoterapia tiene diferentes objetivos entre los que están la mejora en la interacción social, la mejora del estado anímico y la estimulación sensorial. Y es que la música tiene algo que la hace diferente a otras actividades que dependan del lenguaje verbal. Esto lo podemos entender fácilmente escuchando una canción que nos gusta. ¿Por qué nos emocionamos sin pensar en nada concreto? ¿Por qué se nos eriza la piel casi sin darnos cuenta?
Podríamos decir que la música se salta el cerebro y va directamente al corazón. Da la sensación de que no necesitamos elaborar un pensamiento complejo ni acudir a la imaginación para ‘entender’ la música, algo que sí sucede, por ejemplo, si leemos un texto. No obstante, los estudios científicos acerca de los efectos de la música en seres humanos afirman que esta afecta a más partes del cerebro que cualquier otro estímulo. Así como con los fenómenos lingüísticos domina la zona del hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, con la música ambos hemisferios entran en juego…
Son muchos los estudios y pruebas que se han hecho sobre los efectos de la música con enfermos de Alzheimer, y no todos han tenido el éxito que se esperaba. Y esto es debido a que cada caso es diferente. Sin embargo, lo que pude ver en algunas actividades de musicoterapia practicada en Centros de día alzheimer me dejó entusiasmado al comprobar cómo personas que no respondían a otros estímulos sí se ‘soltaban’ con la música.