En mi casa nos hemos acostumbrado a hacer la mayoría de las compras online, incluso desde hace unos meses ya hemos hecho varias compras de supermercado utilizando aplicaciones móviles. Siempre nos ha gustado la tecnología y hemos tratado de estar a la última. El hecho de que nuestros hijos sean ‘nativos digitales’ no ha hecho otra cosa que aumentar el interés por las nuevas tecnologías en casa.
Comprar online es cómodo, rápido y cada vez más seguro. A la hora de cambiar algunas cortinas de la casa, por ejemplo, buscamos venecianas on line en un sitio web de confianza en el que ya somos clientes habituales. Y las persianas nos llegaron en el tiempo y forma convenido. Pero no siempre es así, y en esto reside el problema que aún persiste con las compras online.
Puedo poner varios ejemplos en los que los errores o la falta de profesionalidad de las empresas de entrega y reparto de paquetería han complicado una compra. Hace un tiempo encargamos una silla de bebé para regalársela a un familiar que acababa de tener un hijo. Pero la silla nunca llegó. Sin embargo, tanto la tienda online como la empresa de reparto asociada juraban que habían entregado el paquete a alguien con mi nombre: surrealista.
Indagando e indagando resolvimos el entuerto y es que en la urbanización vivía una persona con el mismo nombre que el mío (nombre y primer apellido) y, por un error de la persona de la empresa de reparto y del portero, el paquete fue entregado a esa persona. ¿Y por qué ese ‘doble mío’ no rechazó un paquete que no era para él? Eso nunca lo sabremos: tal vez necesitara una silla de coche para sentar al perro…
De cualquier manera, estas cosas cada vez pasan menos: con las venecianas on line que acabamos de compras estamos más que satisfechos y eso que se trataba de cortinas a medida que siempre supone un cierto riesgo si se compra por internet. Ningún problema: no se las quedó ningún vecino y están perfectas en las ventanas de nuestra casa.