En casa de uno de mis mejores amigos tenemos que hacer unas cuantas reformas, más reformas de las que deberíamos tener que hacer. Pero mi amigo es un vago y no se ha molestado en arreglar su casa en muchos años. Llevo ya bastantes años yendo a su casa y hay cosas que en la vida he visto que se haya molestado en arreglar. Pero ahora se ha echado una novia nueva y no se puede permitir llevar a la novia a su casa, se le caería la cara de vergüenza y con razón, porque el piso da un poquito de pena. Al entrar en su piso parece que estás entrando en un piso de hace treinta años, ya no por los muebles, sino por toda la decoración en general.

 

Las paredes ya no se sabe de qué color eran cuando las pintaron por última vez, que creo que fue cuando construyeron el edificio. Menos mal que para pintar su piso, las estancias no es que sean demasiado grande lo que nos facilita mucho las cosas. Ya le he dicho a mi amigo que si quiere que le ayude, vamos a hacerlo de habitación en habitación, y además, primero se pintarán las zonas en las que más tiempo estamos. Primero pintaremos la salita, que es donde vemos la televisión y pasamos casi todo el tiempo cuando estamos en su piso, y además es la estancia más pequeña y sencilla de pintar. Después irán la cocina y el baño y después personalmente me da igual el orden en el que quiera hacer las cosas.

Pero pintar no es lo único que mi amigo tiene que hacer en su piso para que mejore, ya os había dicho que tenía el piso muy mal. Por lo que se me ocurre, tiene que cambiar las manillas de las puertas, porque no hay ni una que funcione correctamente o no esté rota. A la instalación eléctrica también habría que echarle un ojo, aunque a eso ya le echaron un vistazo el año pasado, pero hay unos cuantos enchufes que habría que revisar. Y también hay que cambiar una ventana rota desde sabe dios cuando. Y seguro que hay muchas otras cosas que hay que arreglar y que no se me ocurren.