Alimentación

Lácteos y bebidas vegetales

En los últimos tiempos se ha puesto en cuestión cuales son los lacteos y sus derivados. Es algo que en principio puede parecer muy evidente pero que no lo fue tanto para una industria que decidió bautizar bajo el nombre de “leche” a una ser de productos de origen vegetal, como la bebida de almendras, la de avena o la de arroz.

Finalmente, se decidió que “leche” era, como siempre había sido, la bebida de origen animal que producen los mamíferos para alimentar a sus hijos. Por tanto, en los comercios podemos encontrar principalmente leche de vaca y de cabra. El resto de los productos se denominan ahora, por ley, como bebidas vegetales.

Pero esta discusión viene de lejos y ahora también salpica a otro tipo de productos. Curiosamente, cuando una persona busca una alternativa supuestamente más saludable en una dieta vegana, sigue buscando “sucedáneos” de los productos a los que estaba acostumbrado. Encontramos así que al tofu se le denomina queso de soja, que a la margarina se le trata de denominar mantequilla vegetal o que se venden “hamburguesas” elaboradas principalmente con soja o con otros productos de origen vegetal.

Esta forma de nombrar a los alimentos crea confusión en el comprador que cree estar adquiriendo algo con unas características determinadas cuando en realidad compra algo muy distinto. Y, para quién de verdad quiere llevar un estilo vegano, tampoco resulta satisfactorio el buscar este tipo de alternativas vendidas bajo esos nombres. Y aunque las cosas van lentas, el mercado parece que comienza a darse cuenta de que es necesario realizar cambios y dejar de disfrazar productos bajo nombres que no les corresponden.

Esto pasa también con la “pasta sin calorías”, que en realidad está realizada con productos como el konjac que no tiene nada que ver con la harina con la que tradicionalmente se realiza la pasta. O salsas de queso o de mahonesa que, en realidad, solo son agua espesada con saborizantes y colorantes pero que no llevan nada que se parezca ni de lejos a los productos originales.

El cambio en las denominaciones de los productos debe de ir acompañado de un cambio en la mentalidad. Si se quiere comer diferente, ya sea comida vegana o comida sin calorías, ¿por qué se busca que se parezca a lo de siempre? Seguramente, una vez roto este esquema, conseguiremos etiquetas más claras y más informativas sobre los alimentos.